LA FCT APUESTA POR EL RECICLADO DE PELOTAS

El medio ambiente es pieza fundamental para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El desarrollo sostenible pasa por cuidar la naturaleza, por buscar una sociedad más equitativa, por proteger nuestro entorno y, con él, nuestra propia salud, por fomentar consumos responsables, por crear ciudades sostenibles y, con todo ello, como no puede ser de otro modo, la Federación Canaria de Tenis no puede ser ajena a esto. Todas nuestras actividades deportivas están diseñadas para minimizar la influencia medioambiental durante su celebración, y su consideración ayuda igualmente a minimizar las facturas asociadas a los gastos y, por tanto, logramos que sean más eficientes.

En este sentido, la Federación Canaria de Tenis ha puesto en marcha una iniciativa para reciclar las pelotas usadas a través de una campaña de recogida de bolas usadas y su posterior envío a plantas de reciclaje, de esta forma, las bolas usadas tendrán una nueva vida gracias a Greenball, marca española, 100% comprometida con el medio ambiente y con la sostenibilidad, que recogerá dichas bolas y serán posteriormente destinadas a convertirlas en energía y así disminuir el consumo de combustibles fósiles.

El tenis es el deporte individual más popular del mundo. Se estima que 87 millones de hombres y mujeres practican este deporte. Lo que provoca que, cada año, se fabrican alrededor de 300 millones de pelotas y que se desechen otras 300. Cada año terminan en la basura 1.000 toneladas de pelotas de tenis.

Se trata de un producto hecho con caucho y fieltro, dos derivados del petróleo. Y su descomposición es extremadamente lenta. Tardan más de 500 años en degradarse. Cinco siglos. Por eso, su reciclaje es todo un reto. En España se usan 15 millones al año. En Estados Unidos 125 millones. Y producirlas contamina mucho. Cada kilo de caucho genera cuatro kilos de dióxido de carbono. Su fabricación se realiza en China y el transporte en barco es muy largo. Tarda casi un mes. Eso hace que la huella de carbono de cada pelota sea altísima.

Además de contaminar mucho, tienen una vida útil muy corta, cortísima. De hecho, en el tenis profesional solo nueves juegos. Eso puede ser un cuarto de hora. Los aficionados le pueden dar uso unos tres o cuatro partidos. Pero luego las pelotas se deforman. Y dejan de botar bien porque pierden el gas que llevan en su interior. Esa es la razón de su corta vida.

Hay clubes que alargan la vida útil de las pelotas, represurizándolas, bien sea dándoles un segundo uso para los niños en los colegios, también como juguete para las mascotas o bien para otros usos, como para insonorizar sillas. Pero, lo único que se consigue es alargar la vida útil de las pelotas, que tarde o temprano terminan en el vertedero.

Las pelotas están formadas por caucho, pero muchos de los pelitos amarillos que contienen llevan cloro, el principal hándicap para poder convertirlas en energía. Actualmente, las pelotas de nueva fabricación de tenis no contienen cloro. Por lo tanto, existe una máquina, el gestor de residuos, que las tritura. El caucho tiene un alto poder calorífico, lo que permite fácilmente convertirlos en energía y así disminuir el consumo de combustibles fósiles. Al ser un proyecto de economía circular, conseguimos una sociedad más respetuosa con el medio ambiente en el sentido que un producto que se ha deshecho y va directamente al vertedero, lo volvemos a introducir entero, sin separar los pelillos de la pelota transformándolo en energía a través de la valorización energética.

El reciclaje de pelotas de tenis no sólo mitiga el impacto ambiental de estos productos, sino que también ofrece beneficios económicos y sociales. Fomentar y apoyar estas prácticas contribuye a un futuro más sostenible y responsable.

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